Me quito la mascarilla y… ¿dónde la dejo?

Ahora es obligatorio llevar mascarilla en espacio públicos, pero te la puedes quitar cuando haces deporte, entras en el coche, comes, bebes o fumas. Y es en ese momento cuando te preguntas, ¿dónde dejo la mascarilla que acabo de quitarme y en un rato me volveré a poner? Porque todos sabemos que dejarla «medio colgando» del cuello no es lo correcto, je, je.

La solución es el estuche porta-mascarillas. Pueden ser de cartoncillo o varios tipos de plástico, se pueden personalizar a todo color, y se resumen en dos tipos:

1- Un estuche más grande y rígido con capacidad para almacenar varias mascarillas en el interior. Está pensado para tenerlo guardado en el cajón de la oficina, en la guantera del coche, en la maleta, etc. Son nuestras mascarillas de reserva. Así siempre tendremos una a mano por si nos piden alguna, se nos ha roto la que llevábamos puesta, llovía y se ha mojado, o nos han tosido cerca. Por eso el tamaño es un poco mayor, porque lo importante es la capacidad.

2- Un estuche plegable y flexible para llevar siempre encima, y guardar dentro doblada la mascarilla que estamos usando. Lo llevamos en el bolsillo o bolso, y así cuando nos la quitemos momentáneamente podemos guardarla sabiendo que no vamos a contaminar otras cosas que llevemos en el bolsillo, ni se va a romper al mezclarse con otras cosas que tengamos dentro del bolso. Aquí lo importante es el tamaño y que sea flexible para ajustarse por ejemplo al bolsillo de unos tejanos.

El estuche porta-mascarillas es el típico producto promocional y de merchandising de toda la vida: pequeño, práctico, personalizable a todo color, económico, y muy-muy útil.

Se puede regalar en ferias y eventos, con la compra de productos, en mailings, etc.

¿No llevamos la tarjeta del transporte, el DNI o la de la Seguridad Social en un tarjetero? Pues el estuche porta-mascarillas es el «tarjetero» post COVID-19.